Hoy se celebra el Día Internacional de los Derechos del Niño, fue instaurado por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1954. El objetivo principal es visibilizar y concienciar sobre la necesidad de protección y cumplimiento de estos derechos.
No importa dónde hayan nacido los niños, ni su color de piel, sexo, raza o religión, son todos niños y niñas, sin excepción. ¡La infancia es sagrada! y debe ser tratada como tal.
Todos los niños tienen derecho a la protección y seguridad, sin embargo, millones de ellos sufren guerras, hambre, abusos, malos tratos, pobreza… ésta última es la causante de que no les permita el acceso a sus necesidades básicas al sufrir la falta de recursos: salud y atención médica, agua, alimentos y educación.
Nuestros hijos merecen todo lo mejor que podamos proporcionarle, pero lamentablemente, no todos los padres pueden ofrecerlo.
En los países menos afectados por la pobreza, también sigue habiendo víctimas de violencia, abuso o discriminación y se ha producido un aumento en los índices de pobreza infantil en los países desarrollados.
En otros lugares, sufren explotación laboral. Incluso, algunos, son reclutados para conflictos armados.
Durante algunos de mis viajes por varios países, he visto a niñ@s realizando múltiples labores y os aseguro que no te deja indiferente. Si también habéis visto estas situaciones con vuestros propios ojos, sabréis a lo que me refiero. Niños de todas las edades trabajando en tareas relacionadas con el turismo, agricultura, ventas… Hablo de India, Costa Rica, Egipto, Fiji, el Outback de Australia, u otros países donde las chicas menores de edad también sufren otros tipos de explotación, como Camboya o Tailandia.
En algunos países, existe incluso una legislación laboral específica para los niños, lo cual me sigue pareciendo completamente inexcusable, pero es que resulta que hace unos años, ni siquiera había leyes que les protegieran y sus labores eran más parecidas a la esclavitud que al trabajo (considerando que hablamos de niños, se podría decir que es casi lo mismo!).
Se ha avanzado en los últimos años, pero muchos de los derechos más básicos siguen siendo vulnerados en muchos países y regiones del mundo y estas situaciones marcan a los niños para toda su vida. Considero importante que nuestros hijos adquieran conciencia desde pequeños de las diferencias que existen en cuanto a raza, sexo, religión o cultura, bien sea en su entorno cercano u en otros países, y las vivan de manera natural, tal y cómo son, desde el respeto y la tolerancia. Es bueno que sepan que existen otros niños y adultos con otro color de piel, que no pueden asistir a la escuela, que son obligados a realizar duros trabajos, que no tienen casa donde dormir, que no tienen calefacción ni mantas con las que abrigarse del frío, ni aire acondicionado para soportar mejor el calor, etc. Que entiendan que hay muchas personas que tienen menos oportunidades para ser felices y que se den cuenta de lo afortunados que son, que lo sepan valorar. Y en esto, incluyo totalmente a los adultos, ¡que tampoco se te olvide a tí lo afortunado que eres!
Además, los adultos, debemos ser el ejemplo para promover la paz, solidaridad y el respeto hacia los demás, porque a pesar de las diferencias, todos somos iguales, seres humanos con sentimientos y emociones.
Debemos trabajar para que todos los niños puedan disfrutar de sus derechos, derecho a la vida, a la supervivencia, a la educación de calidad, a una vivienda digna… entre otros. Opino que los Gobiernos deberían prestar más atención a su población jóven y garantizar unos mínimos estándares de calidad de vida, seguridad, educación, protección y salud.
La infancia es el futuro de la sociedad y todas las violaciones de sus Derechos tendrán un impacto en los pequeños y en su vida como adulto.
¡Cuantas cosas deberíamos aprender de los niños! Simplemente, bastaría con no olvidarnos de ellas cuando nos hacemos adultos… Bondad, sinceridad, humildad, naturalidad, sencillez, modestia, ilusión, sorpresa, curiosidad… y ese toque de ingenuidad e inocencia, aunque algunos soberbios lo confundan con ser infantil o simple. ¡Cuanto se pierden aquellos que olvidan esas sensaciones al crecer!
Tírate al suelo, corre, salta, haz cosquillas, ve dibujos… haz todo eso junto a tus hijos. ¡No te cortes! Seguro que habrá gente que te tache de infantil, pero bueno, a estas alturas ya no nos importa lo que piensen de nosotros, ¿verdad? Simplemente, haz todo lo que esté en tus manos para hacer felices a tus hijos, y sé feliz tu también. ¡Tienes todos los motivos para serlo!
Mamá, papá; recuerda lo siguiente:
*Todos hemos sido niños, no olvides tu niñ@ interior.
*Dale a tus hij@s tu mejor YO.
*El mejor regalo que puedes hacerles es compartir tiempo juntos.
*De tu «YO presente» dependen muchas cosas de su «ÉL / ELLA futuro».
*Sus primeros años son la base para el resto de su vida, que sea fuerte y sólida.
*No olvides que tú eres el adulto, actúa como tal.
* Deja, permite y haz que disfruten su infancia a su máximo nivel.
*Tienes una gran responsabilidad, la mayor que nunca tendrás. En tus manos está la vida de tu hijo, ¡da la talla!
* Tu maternidad o paternidad es un REGALO único. ¡Disfrútala!
«Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto:
A ponerse contento sin motivo.
A estar siempre ocupado con algo.
A saber exigir con todas sus fuerzas todo aquello que desea.»
(Paulo Coelho)
By Susana, Mamidiomas.